Mi tatú serpiente/sol

Acá está, este es, para la hinchada que no lo mira por tevé...
el ya curado tatú!!

Y acá tienen una visión un poquito más abierta como para saber que está en el cogotes.





Para los recién llegados (optimista la mina cree que todos los días pasa gente nueva por acá) y para los olvidadizos y para los que no le cazaron la onda al tema del tatú, sería porque:
mis hijos son lo más importante que tengo en la vida. Tenía dos aritos con forma de muñequitos (el típico dije del hijito/a, pero en arito) con detallies en oro blanco y todo, con sus nombres atrás. Los perdí.
Tonces me los tatué.

El mayor tiene por segundo nombre Amaru (serpiente inca) y el pequeñín se llama Jano (el que brilla como el sol)
Iba a estar en la espalda, arriba, cerca del hombro, pero no tengo ganas de llevar a mis hijos en las espaldas (la idea es sacarme pesos de encima, menos tatuármelos)
Casi fué en el tobillo, para que "sostuvieran mi andar" (pero tengo que arreglarme solita con eso) y finalmente pensé en la parte de atrás del cuello, onda "mis cuidadores de espaldas". Sobre las vértebras me daba cosita y terminó quedando de coté.

Este post hubiera tardado muchísimo más en ser publicado si no fuera por la valiosa, dedicada y siempre desinteresada colaboración de mis dos diosas blogueriles (sí, son mías téngamen celos)

bonus-tatú: también me hice un tatú
chiquitiiito, chiquitiiito, donde sólo lo ve "marido".

Es un signo de libra (¿van adivinando de qué signo es mi amorcito?)

Representa mi búsqueda del equilibrio, dentro de este
mundo pisciano tan emocional.

Y como, hoy por hoy, él representa ésa búsqueda con su permanente

ayuda en este item que tanto me cuesta.