sereyomisma

viernes, julio 15, 2005

Adivina resolución

Finalmente llegué a la puerta de su departamento.
Toqué el timbre y esperé a que bajara a abrirme.
Una vez dentro de su habitación, me saqué los zapatos y me recosté cómodamente.
Él entibió sus manos... siempre lo hace.
Y comenzó a recorrer mi espalda. Primero, suavemente.
Después, con mayor firmeza. Más seguro en sus movimientos.
Desabrochó mi soutién, pero como no le bastó, me pidió que me quitara la remera.
Y lo disfruté.
Durante un largo, largo rato, pude disfrutarlo.
Relajarme, a pesar de esa sensación de dolor que a veces me provoca.


Dejar que el otro haga.


Descontracturarme.


Si...

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osteópata...es lo más.

Bueno...si...depende con qué lo comparemos.